David Guerrero: “Estamos 'vendiendo' competiciones deportivas a países que condenan a muerte a personas LGTBI”
Cuando en 2013 David Guerrero y un grupo de deportistas pusieron en marcha Madrid Titanes, el primer equipo de rugby LGBTI+ inclusivo de España, nadie les tomó muy en serio. Sin embargo, cuando empezaron a competir se percataron de que sus rivales solían alinear a jugadores de ligas superiores para asegurarse la victoria. "Nadie quería ser el primer equipo que perdiera contra los maricas", cuenta. Poco a poco, han ido derribando estereotipos, eliminando prejuicios y acercando este deporte a todo el mundo.
Ocho años después de plantar aquella semilla, el periodista, que también es presidente de la asociación Deporte y Diversidad, publica Corres como una niña (Editoral Dos Bigotes), un ensayo divulgativo, con prólogo de la periodista deportiva Paloma del Río, en el que aborda los estereotipos de género, el machismo y la LGTBIfobia en el deporte, desde los grandes estadios hasta los patios de los colegios, a través de las historias personales de las pioneras y los pioneros que han roto con su diversidad las normas impuestas.
Al principio del libro dice que el deporte reproduce los estereotipos de género. ¿Cómo lo hace? ¿Por qué unos deportes están socialmente feminizados y otros masculinizados?
Los ha reproducido de forma histórica con las mujeres, juzgándolas como menos. Además, cuando comienzan a aparecer y aceptarse socialmente otras orientaciones sexuales, el deporte adapta el estereotipo. Dice que las lesbianas son más capaces porque tienen un componente de varón y a los hombres gays los relaciona con la feminidad, la creatividad y la sensibilidad y te dice que se te van a dar mejor otros deportes como la gimnasia artística o el patinaje, que tienen más purpurina y más brillo. Esto tiene un impacto en la visibilidad: en deportes de contacto, que en teoría son muy masculinos, no hay ni un solo referente gay, pero sí muchas lesbianas visibles. Y al revés, en deportes más artísticos o creativos, como la natación sincronizada –sin entrar en que requiere muchísima fuerza física y potencia deportiva–, solo se ve a los gays. En la pirámide de lo que la sociedad considera "mejor deportista", el varón heterosexual está en la cúspide, debajo están las mujeres trans, por debajo los hombres gays y al final del todo están las mujeres. Es un análisis terrible.
En España hay tres millones de fichas masculinas, frente a 890.000 femeninas, según los datos de 2019 del Consejo Superior de Deportes. ¿Cómo se ha desincetivado la participación de las mujeres en el ámbito deportivo?
A las niñas las han educado desde la infravaloración física, incluso en los colegios. A veces se entrena a niños y niñas de forma diferente y se les exigen diferentes cosas, adaptando las pruebas o las prácticas deportivas. A eso hay que añadirle una falta de referentes importantes en el deporte por parte de los medios de comunicación. En la prensa deportiva solo se dedica un 10% del espacio a las mujeres y siempre son breves, sin firma, sin foto o con una fotografía estereotipada de una modelo, de la novia de un futbolista con poca ropa, etcétera. Además, ser mujer en el deporte es muy complicado porque la mayoría tienen que dejarlo porque no pueden vivir de él. Tienen que tener otros trabajos y, en el momento en el que llegan otras responsabilidades u otros desarrollos vitales, no lo pueden mantener.
Todo esto hace bastante complicado que la mujer se incorpore de una forma eficiente y eficaz en el deporte. Aparte, la mayoría de reguladores son hombres, que regulan sin pensar en ellas en todos los sentidos. Tenemos que recordar que hasta hace tres días las futbolistas ni siquiera tenían un convenio colectivo que marcara sus condiciones laborales. Hay muy pocas presidentas de federaciones en nuestro país, ni siquiera en los deportes con más fichas de mujeres, como gimnasia o gimnasia artística.
La árbitra de baloncesto Sara Peláez explica que ha sufrido más discriminación por ser mujer que por ser lesbiana, un discurso que repiten otras deportistas.
La clave es que ser lesbiana se puede ocultar y ser mujer, no. Sara cuenta muy bien que cuando está arbitrando en partidos de alto nivel con pabellones llenos muy pocas personas saben quién es, pero todas ven que es mujer. Además, ella es árbitra y en el cuerpo técnico las cosas están peor. Hemos tenido unos Juegos Olímpicos donde casi se ha alcanzado la paridad entre deportistas, pero las mujeres solo han supuesto el 10% del total del cuerpo técnico. Es una discriminación tras otra. Uno de los grandes insultos que te cuentan las mujeres deportistas es el de "Vete a fregar". También entra en juego ese estereotipo de género que hace que las lesbianas en el ideario mental social sean mejores en el deporte.
A los deportistas heterosexuales se les llama "maricón" cuando se les quiere hacer de menos.
Muchas veces escuchamos que no hay futbolistas gays viviendo con libertad. Los campos de fútbol son ollas a presión de violencia verbal y si encima estás marcado por una diversidad como ser gay el insulto constante va a ser "maricón". Cuando Borja Iglesias se pintó las uñas de negro para apoyar el Black Lives Matter, empezaron a llamarle "maricón" y a decirle que perdía aceite. Sin pretenderlo, se convirtió también en un símbolo de la lucha por la diversidad.
¿Esos insultos en los campos de fútbol se penalizan socialmente?
Hay una impunidad absoluta. La primera sanción por un insulto homófobo en el deporte se puso hace unos meses y no fue en el fútbol. Fue en Waterpolo, al jugador Nemanja Ubovic, que llamó varias veces "maricón" a Víctor Gutiérrez. Él decide denunciarlo y la Federación de Natación, que lo hizo muy bien, inició un proceso administrativo con el Consejo Superior de Deportes y se puso la primera multa económica. Pero lo único que tienen que hacer el CSD y las comunidades autónomas con leyes LGBTI que prohíben este tipo de insultos es irse a un campo de fútbol. ¿Cuántas multas pondrían en una sola jornada de Liga?
En los últimos años muchos países que no respetan los derechos de las mujeres y que persiguen al colectivo LGTBI están utilizando el deporte como herramienta de propaganda. ¿Pierden las organizaciones del deporte y las federaciones la oportunidad de posicionarse y lanzar un mensaje que haga sentirse seguros a sus deportistas?
El dinero lo está comprando todo. En este país, por ley, solo el fútbol y el baloncesto masculino son deportes profesionales. Pero ya no son deporte, son puro negocio donde solo importa el cheque que vayas a conseguir. Por desgracia, estamos vendiendo las grandes competiciones y las camisetas a países donde las personas LGTBI están condenadas a muerte y las mujeres no tienen ni un solo derecho. También está pasando en los Juegos Olímpicos, rodeados de ese halo de paz, tolerancia y unión entre países. Hemos visto como han sancionado a Rusia por dopaje, pero no cuando ha perseguido a homosexuales. Se va a celebrar el Mundial de fútbol en Qatar, uno de los países que no respeta los derechos humanos. En Beijing se "limpiaron" las calles para que no hubiera personas sin hogar.
Y vamos a celebrar la Copa de España a Arabia Saudí, donde las pocas mujeres feministas que han podido alzar la voz están en la cárcel. Imagina que eres un futbolista gay del Real Madrid o del Barça: llevas una camiseta con el logotipo de un país donde estás condenado a muerte -el Madrid lleva el patrocinio de Emirates Airline y hasta hace poco el Barça llevaba la de Qatar Airways-. Y luego la culpa es de los futbolistas LGTBI que se inventan una vida y tienen novias para salir en las fotos.... ¡La culpa es del sistema y de cómo está montado el deporte!
Indica que la asignatura de educación física es la que más contribuye al refuerzo de los estereotipos de género y al sexismo. ¿Cómo determinan estas primeras etapas la forma en la que nos relacionamos con el deporte el resto de nuestras vidas?
No quiero decir que todo el profesorado de educación física esté haciendo un mal trabajo porque algunos y algunas están haciéndolo muy bien. Históricamente, en esta asignatura lo que se hacía es lo que te comentaba antes: a los niños se les obligaba a dar seis vueltas al campo y a las niñas tres; a ellos se les da un balón medicinal de dos kilos y a ellas de uno y medio. El otro gran drama es que muchos profesores y profesoras trasladan lo que ocurre en el deporte profesional a lo infantil y juvenil. Si creen que su aula es el Real Madrid en pequeñito, los valores que se van a trasladar no van a ser nada inclusivos. Creo que la clave está en que el deporte de base, infantil y juvenil tiene que alejarse absolutamente del profesional. El objetivo de esa etapa tiene que ser la salud, la socialización y el reconocerse a uno mismo y avanzar en tus propias limitaciones.
¿Cómo se debe abordar el debate sobre la participación de mujeres trans en competiciones deportivas?
Lo primero que hay que hacer es separar el deporte profesional y de élite del resto del deporte. Si hablamos del deporte base, el objetivo debe ser la inclusión de todas las personas. En el deporte profesional hay que explicar muchas cosas para ayudar a los reguladores a que tomen decisiones basadas en evidencias científicas y sociales. A las mujeres trans y a las personas intersexuales se les cuelga de forma directa el calificativo de "ventaja competitiva". Y no la tienen, más allá de la que hayan tenido por su herencia genética. Rafa Nadal la tiene por ser zurdo, Michael Phelps por sus brazos y Bolt porque tiene el 80% de su musculatura compuesta por fibras rápidas, pero a nadie se le ocurre expulsarlos del deporte. Todas las personas que llegan al deporte de élite son extraordinarias y, normalmente, tienen una ventaja competitiva otorgada de forma natural por su propia genética o físico. Las personas trans o intersex no eligen serlo, también lo son de forma natural. Esa es mi forma de ver este asunto. Si seguimos utilizando malos indicadores para clasificar o prohibir su participación estaremos cometiendo una injusticia tras otra.
¿Y con los menores trans?
En Deporte y Diversidad hemos tenido casos de niños y niñas trans menores de diez años a los que no les daban la ficha federativa por sexo sentido porque decían que iban a tener esa ventaja competitiva. ¡Son niños de menos de diez años! Hay que explicarle al señor presidente de la federación dos cosas: que hasta los once o los doce años, los niños y las niñas tienen la misma corporalidad y que el deporte que se hace en su comunidad no debería ser de competición, sino de educación, socialización y salud, que es el que se tiene que desarrollar a esas edades. Hemos tenido que ir a un tribunal del deporte para conseguir que un niño trans de nueve años pudiera competir en su deporte con su sexo sentido. Un niño que dentro de unos años, en los Juegos Olímpicos, podrá participar sin ninguna restricción.
Porque los hombres no necesitan esa verificación.
¡A un hombre no se te ocurra tocarle la testosterona! Hay una regulación máxima para las mujeres, pero no para los hombres. Que no se me entienda mal: yo no quiero que se regule la testosterona fuera del dopaje. Pero es que además la propia realidad intersex demuestra que ese indicador no es una buena medida, porque hay personas que la procesan bien y otras que directamente no la procesan. A eso le sumamos que hay estudios que demuestran que el momento en el que las mujeres trans adultas inician los tratamientos hormonales sus capacidades físicas se reducen de forma drástica y se equiparan a las mujeres cis. Si lo hacen prepúberes, con el bloqueo hormonal van a tener las mismas condiciones físicas.
Anima a terminar con la categorización binaria en el deporte, sobre todo en el deporte base. Es una propuesta disruptiva. ¿Cómo se imagina esas nuevas categorías? ¿Está la sociedad preparada para ello?
El análisis es muy amplio. De lo que estoy convencido es de que hay que alargar la categoría mixta en todos los deportes lo máximo posible. No tiene sentido que separemos a niños y niñas de 11 a 16 años. Creo que sería una medida interesante, que iría cambiando las cosas. Luego habría que ver por deportes. En algunos va a ser más sencillo romper con esas categorías normativas y en otros será más complicado. En cualquier caso, la clave es que no podemos avanzar hacia esa ruptura de las categorías en el deporte profesional hasta que la femenina esté equiparada a la masculina y las mujeres tengan todos los derechos, todo el reconocimiento público y económico y todas las herramientas para que puedan participar en el deporte de una forma igualitaria. En el deporte base sí debemos romper las categorías cuanto antes, porque no tienen ningún sentido. Debemos hablar menos de géneros y más de cuerpos. A veces es más importante tener a una persona estratega que a un varón rápido, o a una mujer fuerte que a un varón lento. Dependerá del deporte, de la estrategia deportiva y de las propias características de la disciplina.