Las rebajas personalizadas de la milla de oro, entre 'Luisvis', té matcha y el primer Yves de Carmen Lomana: "Los latinoamericanos sólo compran complementos"
Carmen Lomana no ha ido nunca de rebajas. "¿Aglomeraciones? ¿Sigue ocurriendo?", pregunta. El 7 de enero no va a ninguna tienda de ropa. De hecho responde por teléfono mientras aguarda su turno en Antena 3. "Comprar es un placer. No compro porque no necesito nada. Si hay alguna pieza que me guste, pues voy. Pero tanto a Dior como a las ediciones limitadas de Zara. Me gusta mezclar Zara con alta costura".
En la conocida como Milla de Oro de la ciudad no hay carteles de rebajas. Es un secreto. Los descuentos son inyecciones de fidelización que administran las marcas del Monte Rushmore de Serrano y Ortega y Gasset a algunos clientes. "Es que no es ir de rebajas", aclara Lomana. "La última vez que compré con descuento fue un abrigo de Miumiu. Estaba rebajado un 40%. Me avisaron y me compensaba".
La cola de la puerta de Chanel, a mediodía, no es para conseguir un descuento. Tres clientes, una pareja estadounidense y una mujer de Puerto Rico, esperan a que el tipo encargado de la seguridad les permita pasar. «Es por el covid», dice Ana.
Aziz está detrás. "Estamos en Madrid for business and shopping", responde en inglés. No sabe si hay o no rebajas, si es que en España es un día especial para ir de compras. "Ni idea. Queremos entrar y ya veremos. La única idea que tenemos es la de comprar un bolso en Hermès. Chanel nos pillaba de paso".
Una familia de Murcia sale de la tienda como si tomaran aire después de la apnea. "¿Rebajas? Si cada día es más caro", bromea Pepa, la madre. "Nos encanta Madrid. Somos fans de Madrid. Disfrutamos de sus calles, de la gastronomía, de la moda" pero se van con las manos vacías de la boutique.
Carmen Lomana trata de explicarlo: "Sólo compran asiáticos y latinoamericanos. Vienen mucho a comprar a Madrid. Aunque sólo se llevan complementos. Es normal verlos salir de estas tiendas con cuatro pares de zapatos o bolsos".
-¿Por qué no compran ropa?
-Supongo que no les queda bien.
Ya no hay jóvenes que hagan lo que hizo ella. "Me compré la primera marca con el dinero que me dieron mis abuelos para un viaje. Tenía 20 años. Me lo gasté en Yves Saint Laurent. Ninguna veinteañera puede permitirse una blazer de marca si no la paga su mamá".
¿Qué rebajas?
En Loewe abre la puerta un chaval vestido con la ropa de la marca. El estilo recuerda, en una versión premium, a los conjuntos de Adolfo Domínguez que vestía Luis Merlo en Aquí no hay quien viva. Dos o tres efebos ofrecen té matcha y galletas.
Desde el departamento de prensa de Loewe desautorizan las declaraciones de Gregory, director de la tienda, sobre los descuentos disponibles en la marca para una selección de clientes, a los que avisan cuando alguna prenda de otra temporada no se ha vendido y sale a la venta con un descuento que puede llegar al 50%.
Uno de los dependientes de Dior, con un marcado acento de Europa del este, prefiere que su nombre no aparezca. Está ordenando bolsos. "Tenemos un 40% de descuento en cuatro, cinco, a veces diez productos". En el caso de Dior el cliente también puede comprarlos si pregunta en la tienda.
En Luis Vuitton hay cola para pagar. Dora hace gestiones en otro mostrador. Le acompaña Turco, un perro de dos meses, según ella, gallego. "¿Parezco la típica clienta de Luis Vuitton, no? No sé manejarme con el perro, vivo en Alcalá de Henares, soy odontóloga y he venido a la tienda a cambiar el bolso que le regalamos a mi hija por su 18 cumpleaños".
El Luisvi lo reclamó la adolescente. "No están las cosas como para darse estos caprichos con su edad. Tiene que entenderlo. Al final se lo he comprado a la abuela".
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