La venganza del lujo chino
Puede que los chinos ya no produzcan para firmas de lujo europeas. Pero en todos estos años, los consumidores orientales han cambiado tantísimo que algunos empresarios y emprendedores del país se han animado a crear sus propias marcas. Tiembla, Europa. ¿Quién dijo que en China carecen de conocimientos técnicos de artesanía? ¿Emergerá de nuevo como meca de la opulencia, envidiada por sus sedas, su jade y su porcelana?
Pocos vaticinaban a principios de siglo que esto podría pasar. Pero es un hecho que los chinos no se limitan a consumir febrilmente marcas de lujo occidentales. Ya hay diseñadores patrios con proyección internacional. Como Guo Pei, la Chanel china. Bastó con que la cantante Rihanna luciera una de sus exageradas creaciones en la Gala del Met de Nueva York de 2015 para lanzar su carrera a nivel planetario. ** El pasado enero, Pei mostró sus costosas prendas en la Semana de la Alta Costura parisina, codeándose con Dior, Valentino y Elie Saab.**
La primera dama china, Peng Liyuan, todo un referente de estilo, viste con orgullo creaciones nacionales como las de la firma Exception de Mixmind. Su diseñadora, Ma Ke, también fue invitada a exhibir una colección en las presentaciones de la alta costura de París de 2008 con su segunda marca, Wuyong.
Las orientales no solo se calzan con Manolo Blahnik y Jimmy Choo. Para muchas adineradas también cuentan las firmas de zapatos Mary Ching, que fundó en Shanghái en 2009 la diseñadora chino-británica Alison Yeung, con precios que rondan los 300 euros el par, y ** Stella Luna** (entre 250 y 600 euros) , que pertenece a Stella International Holdings. Esta compañía con sede en Taiwán ha producido para Balmain, Prada, Bally y Burberry y desarrolla sus propias marcas.
Si ampliamos la búsqueda hay algunas firma más. Está la línea de ropa femenina Uma Wang y la de indumentaria masculina Septwolves, que también apuestan por la calidad. Giada inauguró hace pocos años la primera boutique de una marca china en una de las calles europeas del lujo por excelencia, la milanesa Via Montenapoleone. Y Shang Xia, filial de Hermès Internacional que nació en 2008, tiene una tienda en París. Su especialidad son los artículos para el hogar (teteras de porcelana con detalles de oro y mesas de madera de sándalo, por ejemplo) y los textiles, como los vestidos de cachemira, a precios algo más bajos que los de Hermès pero elaborados con el mismo gusto por el detalle que el de su casa madre. Y sí, fabrica en China. De hecho, sus diseños hunden sus raíces en la artesanía y en la historia del país, porque sus dueños dicen que su “misión” es llevar la tradición china al mundo actual y al futuro.
Hasta hace unos siete años, la única marca china de lujo que había traspasado la frontera entre Oriente y Occidente era Shanghai Tang, que llegó a radicar una tienda propia en Madrid que cerró en 2012 porque sus propietarios no registraron la facturación deseada. Y hasta aquí nos llegan pocos nombres más, como el de Chow Tai Fook, la red de joyerías china que se ha colado en el cuarto puesto de la lista de las 100 mayores compañías del lujo de la consultora Deloitte Touche Tohmatsu.