As.com El ex azul que hoy trabaja en una marca deportiva: "Vi que no iba a jugar y me tiré a la fiesta"
"Llevo cuatro meses trabajando en Siker, una empresa que crea ropa deportiva. Tiene a Unión La Calera, San Marcos de Arica, Magallanes y Coquimbo Unido. Estoy en producción y a veces en la tienda física que está acá en Arica. Las camisetas que más se venden son las de Paredes y el Mago Valdivia", cuenta Miguel Coronado (34). Es la nueva vida del ex mediocampista formado en la U, que a fines del 2017, con solo 30 años, decidió darle un giro a su carrera: optó por el retiro. Después también trabajó en escuelas de fútbol, organizó ligas y tuvo su propio negocio de mariscos.
El último equipo que Miguel Coronado defendió fue San Marcos de Arica. Allí jugó cinco temporadas (una en 2011 y cuatro en fila desde el 2013), sumando más de 80 encuentros y dos conquistas, pero su partida no se dio como él esperaba. Fue tan sorpresiva como dolorosa. "Tuve problemas con el presidente (Carlos Ferry), que no cumplió una parte del trato. Supuestamente me tenía que renovar por un año más y no lo hizo. Fue un acuerdo de palabra", explica el oriundo de Peñalolén. Sus palabras, en AS, saben a desahogo.
- ¿Por qué cree que se dio así?- No sé. El acuerdo era este: como tenía sueldo de Primera División y Arica bajó a Segunda, yo era un sueldo alto para la categoría. Quedamos de acuerdo en que yo me bajaba el sueldo, pero él me daba un año más de contrato. Y no lo cumplió. Si habrá tenido un motivo para hacerlo, no tengo idea. De ahí cortamos la relación.
- ¿Esa decisión de Carlos Ferry hizo que usted se quisiera retirar o hubo otro factor?- Tuvo mucho que ver. Confié tanto en alguien, que al final me basureó. Después terminé con pena, un poco de depresión, y no me dediqué a buscar otro club. Dejé de ver fútbol un año y medio. Estaba enojado. No jugué fútbol, no hacía nada. Me dediqué a andar en bicicleta...
- ¿Estaba traumatizado por la situación?- En ese entonces sí. Estuve como un año dándole vuelta al asunto.
- ¿Cómo salió de ese 'hoyo'?- Estuve con psicólogo como tres meses. Después lo dejé y ahí empezó a mejorar mi vida. Ahora estoy bien, gracias a Dios.
- ¿Qué cree que le faltó a su carrera?- Ser más constante. Cuando subí al plantel de la U, tenía una ambición de llegar a jugar. Todo eso lo fui perdiendo con los años. Faltó ser más perseverante.
- ¿Qué pensaba cuando subió al primer equipo de la U?- Quería jugar, jugar, jugar y hacer una linda carrera. Yo soy de la U y de Arica. Entonces, imagínate: llegar al primer equipo de la U era lo máximo para mí. Estando ahí se dan las posibilidades, pero siempre, como equipo grande, es súper difícil porque traen jugadores de peso y uno va perdiendo chances de jugar. Por eso tuve que emigrar rápido de la U.
- ¿Se reprocha algo a raíz del poco protagonismo que tuvo en la U?- Sí. Tenía que haber peleado un poco más. Renuncié a un contrato de cinco años, porque a los dos ya firmé mi retiro del club. Si me hubiese quedado, quizás tenía otro tipo de carrera.
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— Massachusetts Dept. of Revenue Wed Jun 30 16:15:18 +0000 2021
- ¿La pasó mal por el hecho de no jugar en la U?- Sí. Cuando en un momento vi que ya no iba a jugar, me dediqué a andar saliendo en vez de entrenar seriamente. El carrete, cosa que no hice nunca. De niño nunca salí a fiestas, no tomé, no fumé, y estando en el plantel, que era lo que más quería, me tiré a la fiesta.
- Me imagino que cree que eso le jugó una mala pasada...- En su momento sí.
- Aún es joven. ¿No le dan ganas de volver a jugar fútbol?- Sí, a veces. Muchas ganas. Me hubiese gustado retirarme acá en Arica. Siempre quise jugar un año más y retirarme bien, no por la puerta chica.
- ¿No ve la posibilidad de una reconciliación con Carlos Ferry?- Si él está dispuesto a recibirme en la oficina algún día, porque hace dos años que no me abre la puerta, yo feliz.
- ¿Cuál es su mejor anécdota en el fútbol?- Cuando estaba jugando en San Felipe, con el Kike Acuña, yo viajaba de Santiago a San Felipe a entrenar todas las mañanas, y él hacía lo mismo, pero en su auto, el Camaro amarillo, el de Bumbleebee de los Transformers. Entonces, yo iba manejando en la carretera, y me acordé de que no tenía plata para los peajes. Dije 'chucha, ¿qué hago?' Estaba en la mitad del camino, y me tocaba pagar como cinco lucas. De repente en eso que voy pensando, pasa este hueón (Acuña) en su auto a 200 k/h. Imagínate un Camaro a 200. Yo andaba en un auto chiquitito nomás po. Andaba a 100 y se desarmaba. La única opción que tuve fue meterle chala, a 200. Lo alcancé y le dije que se arrinconara. Ahí nos estacionamos y me prestó cinco lucas para pagar los peajes.
- ¿Qué le pareció la forma en que sacaron a Walter Montillo de la U?- Fome. Deberían haberlo respetado mucho más. Fácil se podría haber quedado unos dos añitos más. Él marca la diferencia, es un buen tipo y es hincha por la U. Fue feo cómo se fue. Ahora el fútbol es un negociado.
- Como usted fue parte de la actividad, me imagino que eso lo decepciona, ¿no?- Sí. Voy a dar mi caso, y sé miles iguales: si tú no tienes representante, estás prácticamente con un 80 por ciento de posibilidades de dejar de jugar. La mayoría de los representantes son dueños de clubes chilenos. Entonces, a todos sus jugadores los hacen jugar en sus clubes. Fue fome para mí, y ya lo superé. Pero va a ser fome para las futuras generaciones. Prácticamente estás amarrado a ser parte de ellos.
Su fallido traspaso al extranjero
En 2007, Miguel Coronado tuvo la chance de partir de Chile. Fue en medio de la negociación de la U con el Atlante por Patricio Galaz. El ahora ex volante tenía todo arreglado para fichar en el club mexicano, que buscaba un juvenil con proyección: "Yo había dado entrevistas en la televisión mexicana estando acá, porque era un hecho que me iba". Sin embargo, José Manuel Edwards, el síndico en la quiebra azul, no lo dejó partir. "Él dijo 'no, no tenemos jugadores, así que se tiene que quedar'. Me podría haber ido con 19-20 años, y con la quiebra tuve que quedarme. Hubiese sido otro el destino de mi carrera también", concluye el peñalolino.