Howard J. Markam: "El covid genera más asuntos para negociar en las parejas"
Pandemia
Sobre los problemas en las parejas, divorcios y motivos de ruptura. Sobre las cuestiones que más preocupan en el día a día, se refirió este experto estadounidense, que compartió sus investigaciones en la Universidad de Navarra
Publicado el26/12/2021 a las 06:00
Nadie dijo que las relaciones de pareja fueran sencillas. Ni que fluyeran siempre en el día a día. Muy al contrario. Las discusiones sobre la hora a la que el hijo adolescente va a llegar a casa, la necesidad de que el pequeño celebre o no su cumpleaños, los conflictos por quién pone el lavavajillas o tiende la ropa en la cuerda, las quejas por pensar que el otro no nos presta la atención que creemos merecer... Y así hasta el infinito. Por si no fuera compleja la rutina diaria, desde que comenzó la pandemia hace casi dos años, los motivos que generan conflicto o debate en las casas se han multiplicado. Así lo explicó el profesor de Psicología de la Universidad de Denver (Colorado, Estados Unidos) Howard J. Markman en la Universidad de Navarra. El experto en pareja compartió sus últimas investigaciones sobre este tema en el Instituto de Cultura y Sociedad (ICS) del campus navarro. “El covid ha supuesto nuevos retos en la pareja. Más asuntos sobre los que conversar o negociar. Como si se vacuna o no a los hijos, si mantenemos o no relaciones sociales o nos reunimos con la familia... Más problemas que se han sumado a los ya habituales”.
¿Cuál es la situación general de la pareja en la sociedad occidental? ¿Hay más rupturas que hace unos años?
Han bajado las tasas de matrimonio y divorcio, junto con las de fertilidad, que son dramáticas. Las parejas cada vez optan más por la cohabitación antes de casarse. Y si se casan, lo hacen con más edad. Al casarse más tarde, los divorcios ocurren más adelante. En otras etapas de la vida (según sus datos, en España, la edad media para casarse es de 34 años en mujeres y 36, en hombres).
Vivir juntos en pareja antes de casarse ¿hace que haya más o menos divorcios tras la boda?
La gente convive antes del matrimonio por diversos motivos: para probar su relación, porque es más fácil, porque se sienten solos y quieren compañía... Lo que ocurre es que cuando te has comprado un coche, una casa o tienes hijos en común, es mucho más difícil romper, aunque veas que la pareja no va bien. Muchos se deslizan sin pensar hacia la convivencia y después, y por inercia, al matrimonio. Aunque la relación no funcione. ¡Una situación que no es sostenible y que acaba fracasando! Por eso, no es recomendable convivir hasta que no tengas claro que realmente quieren comprometerte con el otro.
¿Y cuáles son los principales motivos de ruptura? ¿Es posible prevenirlos?
Los datos sugieren que las causas más recurrentes son pelear mucho y no ser capaces de comunicarse ni de gestionar bien los conflictos. También, y relacionado con lo anterior, se puede sentir que el amor va desapareciendo. El engaño, la infidelidad, claro, también son motivos de ruptura. Para que una relación funcioneresulta fundamental el compromiso, no dar la relación por sentada e invertir en ella a diario.
¿Por ejemplo?
Poner a tu pareja en un lugar prioritario y hacer sacrificios por ella. A veces, son cosas pequeñas, como acompañar al otro a un museo, al cine o al fútbol, aunque no nos guste. O si viajas y estás fuera, recordarle que le quieres con un mensaje, un detalle...
¿Y cómo es posible invertir en la relación cuando se tienen problemas en el día a día?
Podemos enseñar a las parejas habilidades y principios para comunicarse sobre cualquier tema y gestionar los problemas. Es útil que aprendan a hacerlo de manera preventiva, cuando aún son felices. Un ejemplo, es nuestro Programa PREP (Programa de educación y prevención en las relaciones de pareja), que se puede ofrecer en cualquier etapa. Es necesario porque, a pesar de que las tasas de divorcio han bajado, aún se producen muchísimas rupturas al año. Y también hay personas que permanecen casadas por motivos religiosos, económicos... Pero que pelean muchísimo y no son felices.
VIOLENCIA E INFIDELIDAD
A pesar de que, según aconseja, hay que intentar aplicar estrategias para superar los problemas y salir adelante, hay ocasiones en las que no queda más remedio que romper. ¿Cuáles serían?
Claramente, cuando uno de los dos cónyuges sufre abuso o está victimizado por el otro (tanto hombres como mujeres). Porque sufre control, recibe agresiones físicas, verbales o emocionales, se ve presionado... En definitiva, cuando se ve comprometida su seguridad física o emocional. También, cuando ocurre una infidelidad o engaño.
¿Estas situaciones se pueden reconducir o ya no hay remedio?
Una infidelidad, a veces, es imposible de superar. La mayoría de las parejas que han pasado por esta situación y quieren seguir adelante acuden a terapia. Pero, aún así, la relación nunca vuelve a ser la misma. Porque existe una desconfianza difícil de evitar.
¿Más motivos de ruptura?
Que no haya acuerdos básicos sobre el futuro. Por ejemplo, que uno quiera tener hijos pronto y el otro prefiera viajar por el mundo. Quizá ambos deban dejar esa relación y buscar a otra persona más compatible con sus aspiraciones. Por eso, es crucial tener claro antes de casarse si esa pareja es la ideal para ti. También es motivo de separación que uno de los dos no quiera invertir en la relación. Es decir, si hay conflictos y no se quieren resolver. O incluso, si uno de los dos sufre problemas psicológicos o mentales (depresión, ansiedad, obsesiones...) y el otro no quiere ayudarle ni hace nada para mejorar. Desde luego, esas situaciones no pueden sostenerse en el tiempo.
No adivinar los pensamientos del otroTodas las parejas tienen problemas. Y lo que marca la diferencia es saber o no gestionarlos. Así lo explica el profesor Howard J. Markman, galardonado por la Asociación Americana de Terapia Familiar. Dentro de su programa de prevención de las relaciones de pareja, expuso su técnica ‘hablante-oyente. ¿Y qué enseña? A encontrar el momento para debatir sobre el problema, a frenar la discusión y hablar del asunto cuando estemos calmados, a hablar por turnos sin interrumpir al otro y a no querer adivinar el pensamiento.
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