Maradona tiene un museo secreto y una familia en Nápoles
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Las calles se ensanchan, comienzan a empinarse y a tomar curvas y curvas. Toma unos 20 minutos desde el centro de Nápoles para llegar a Secondigliano, un barrio popular al norte de la ciudad. Aquí es donde se filmó 'Gomorra'.
De un lado y otro, edificios, balcones y ventanas de los que cuelga ropa, secándose al sol a los 17 grados del otoño napolitano. Al llegar, se ve un retrato de Diego Maradona sobre el muro en ladrillo de la fachada de un edificio de apartamentos. Está recién pintado porque era para conmemorar los 60 años del '10' el pasado mes de octubre. Justo más arriba, una placa reza: Club Napoli Saverio Silvio Vignati. Hay una corona de flores y velas.
Massimo Vignati nos recibe a la entrada, con gafas de sol y un tapabocas con el escudo del Nápoles. Al entrar hay un patio y una puerta de vidrio y hierro para el primer bloque de apartamentos. A mano izquierda, unas escaleras hacia el sótano. Una puerta azul celeste y unas estampitas de Maradona como de santo. Un estrecho y corto corredor, lleno de banderines hasta el techo, de afiches y de fotos lleva hasta "el museo".
Es solo una sala sin ventanas de poco menos de 20 m2 vestida de arriba abajo, adornada de objetos de fútbol, camisetas, balones, guayos, fotos de Maradona, recortes de periódicos y hasta el sofá que perteneció al jugador argentino cuando vivió en la ciudad italiana.
Uno de los objetos que más le gusta mostrar a Massimo es el banco sobre el que se sentaba Maradona cuando era jugador del Nápoles de 1984 a 1991. No lo compró. Su padre, Saverio Vignati ,fue el encargado del estadio San Paolo y en especial de los vestuarios por 35 años. Allí tejió una amistad con el argentino.
En realidad, más que una amistad: fue como haber encontrado a un hijo perdido. Durante los siete años que el crack argentino estuvo en esa ciudad, los Vignati se convirtieron en su familia. La amistad y el cariño especial permanecen. Si Nápoles aún no se repone de la pérdida de su ídolo, su familia napolitana mucho menos. Luisa, la esposa de Siverio y madre de Massimo, ha llorado cuatro días enteros.
Objetos con un valor "inestimable"
Estar en este museo es sumergirse en la historia de una ciudad, de un club y del fútbol. Hay varias camisetas con las que jugó el argentino, una de Argentinos Juniors, otra de Boca, de la selección albiceleste y, claro, del Nápoles. También una copia del contrato de traspaso cuando Maradona, siendo jugador culé, fichó por el Nápoles.
No falta quien le haya propuesto a Massimo, -que cuando pequeño jugaba futbolito con Diego, cuenta con la familiaridad con la que se refiere a él-, comprarle sus tesoros. Dice que un jeque catarí envió a una persona para ofrecerle más de 20.000 euros. Pero él no dio su brazo a torcer. Diego en esta casa es familia, "estos objetos tienen un valor inestimable", afirma mientras se lleva la mano al corazón.
La entrada al museo es gratuita, de hecho la mayoría de visitantes son vecinos de la zona. Siempre que hay alguien de visita, si no es Massimo o Diego, el hijo mayor de este, alguien de confianza siempre está vigilando que nadie toque las piezas expuestas y, sobre todo, quiera llevarse a casa algo a manera de souvenir. Se invita a dejar una donación que irá para los niños desfavorecidos de la ciudad.
Ahora que se discute rebautizar el estadio San Paolo, como estadio Diego Armando Maradona, Massimo ve la posibilidad de que esta colección tenga un lugar propio allí, donde el “barrilete cósmico” forjó parte de su leyenda. La posibilidad le gusta, pero no tiene ningún afán, dice.
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