Virgil Abloh, la mente creativa que inventó la forma en la que vestimos hoy y cambió el mundo del lujo para siempre
Por F. Javier Girela
Menos de una década le bastó a Virgil Abloh para poner nuestro armario patas arriba. El americano abría las puertas de su firma Off-White en 2012, en un tiempo en el que la estética ultraceñida triunfaba en medio mundo. Sin embargo, su propuesta colisionaba frontalmente con todo lo establecido. Su apuesta fue la calle, pura y dura, en ética y estética.
Si te preguntas en qué momento pasamos, sin apenas darnos cuenta, de los trajes skinny y de los pantalones pitillo a la ropa deportiva y las zapatillas, muchas zapatillas, la respuesta está en Virgil Abloh. Cogió lo que teníamos en el armario, esto es, las sudaderas, las camisetas y las zapatillas –hasta entonces denostadas–, y les imprimió sus famosas líneas y flechas para devolverles la etiqueta de lo cool. Ser guay fue de nuevo posible para todos, la exclusividad ya no solo pertenecía a una élite capaz de enfundarse un molde skinny para encajar. Sus piezas se agotaban en cuestión de segundos, especialmente las zapatillas, que pronto llamaron la atención de Nike. Las suyas se han convertido en las zapas más codiciadas del mercado y quien pasea su brida rojiza (sello distintivo de sus diseños) atesora un status en la nueva cultura sneaker impuesta.
Fue Abloh quien abrió a la firma del swoosh las puertas del lujo. Todavía hoy, la revisión de los modelos clásicos de la marca deportiva bajo la mirada del americano son los diseños más buscados entre coleccionistas y aficionados.
@esnyvolsix WHAT GEORGIA😭😭
— anya Tue Mar 23 00:48:04 +0000 2021
Después llegó Louis Vuitton, y le colocó la batuta de su línea masculina en la mano. El primer diseñador afroamericano dirigiendo una casa de lujo. En 2018 presentó su primera colección y, una vez más, puso al público en pie. Había camisetas, sudaderas, zapatillas, sí, pero también el lujo que buscaba el cliente clásico. Desfilaron trajes como nunca antes los habíamos visto, marroquinería, objetos de viaje y, en su trasfondo, el deseo único que desprende una gran maison con solera. Tanto es así, que sus diseños convirtieron a la casa en una de las más valoradas y rentables del siglo XXI. Sus piezas se agotaban incluso antes de salir al mercado bajo lista de espera.
Muchos catalogaron a Virgil Abloh como el Rey Midas de la moda, y seguramente lo sea. Por ello, no es de extrañar que una de las preguntas más recurrentes en sus contadas entrevistas fuera ¿cuál es la clave del éxito? Una pregunta tan abstracta merece una respuesta similar, y a veces es complicado encontrarla, aunque en este caso sí podemos dar con ella. La respuesta de su éxito está precisamente en el preciso instante en el que terminó su primer desfile para Louis Vuitton.
Entre los focos de una mañana radiante en París, el americano salió a saludar emprendiendo carrera por una larga pasarela hasta echarse a los brazos de Kanye West. Este abrazo al final del show suponía un reconocimiento entre amigos: “Kanye fue quien, cuando era absolutamente impopular decirlo, dijo que no iba a permitir que lo encasillaran", explicaba Abloh en una entrevista a British Vogue . "Él fue quien luchó por nosotros, quien nos llevó por primera vez a una semana de la moda, a ese sitio al que no podíamos entrar. Ese sueño es tanto suyo como mío. En mi sueño, es él quien cruza la pasarela. Una de las cosas que más me estresaban de ese desfile no era verme a mí sobre la pasarela, sino la comunidad. Ese show era nosotros. Ese link no hubiese sido posible si Kanye no hubiese levantado la cabeza animándome a seguir y gritándome que el futuro de la moda era este. Así que deseo que la gente sepa que el tío que luchó por este momento es parte de ello y está unido a ello de forma única”.
El éxito de Virgil Abloh fue ser un tipo normal. Normal en sus formas y en sus gestos. Manejaba el protagonismo justo. En cuanto podía, ponía a sus amigos en el frente de la foto para él quedarse en la parte de atrás mostrando la cabeza. Democratizó la estética para que molar, con o sin sus prendas, fuera cosa de todos y no solo de unos pocos privilegiados. Era consciente de que la fiesta era mejor cuanto más gente hubiera. Y con esto no solo ha sido responsable de cambiar la manera de vestir de nuestro tiempo, sino el negocio de la moda, la manera de hacer dinero y la concepción del lujo en el siglo XXI.
Cuando los libros de historia se plantéen cómo era la moda en la segunda década de los 2000, el streetwear experimental, el chándal y las zapatillas serán la respuesta, y Virgil Abloh el protagonista de este capítulo.