Artur, el ruso que vende mansiones de 30 millones en Marbella con Ferraris, modelos y helicópteros
Suena música de fondo y un joven posa apoyado en un Lamborghini Aventador de color azul eléctrico junto a la piscina de la mansión. La escena tiene todos los elementos imprescindibles de una película de James Bond: el mar al frente, la montaña a la espalda, Ferraris conduciendo a toda velocidad, modelos, helicópteros y una cámara que se pierde en el aire para que el espectador pueda disfrutar por unos instantes de un privilegiado paisaje de ensueño. Sin embargo, pese a contar con un gran escenario, actores y una música de ritmo vertiginoso no se trata de un largometraje o una serie de Netflix. Su protagonista tampoco es ninguno de los humanos que aparecen en el vídeo, sino una casa que el empresario Artur Loginov (30) intenta vender por más de 20 millones de euros.
Una extravagante y original puesta en escena que, sin embargo, da sus frutos. Así lo atestiguan diarios internacionales como el Financial Times, sus más de 22 millones de visualizaciones en YouTube o las ventas de mansiones valoradas en más de 10 millones de euros que este empresario hispano-ruso ha logrado gracias a los vídeos de esta red social: "El cliente llegó, vio el salón un par de minutos, se marchó sin ver el resto casa y al cabo de unas horas nos hizo una oferta y vendimos. Fue alucinante", recuerda el CEO de la inmobiliaria Drumelia.
Artur se expresa en un perfecto castellano pero con un particular acento que mezcla el habla y el gracejo malagueño con un leve acento ruso que conserva por sus orígenes.
"Toda mi educación la he recibido aquí en España pero en casa se habla en ruso", cuenta este joven nacido en 1991 en una ciudad que estaba a punto de volver a llamarse San Petersburgo (por entonces aún era Leningrado) en pleno proceso de desintegración de la URRS. Allí pasó los primeros años de su vida hasta que cuando tenía cinco años se trasladó con su familia a la Costa del Sol, donde tuvo una infancia "como la de cualquier chaval malagueño".
Sin embargo, al cumplir 18 años, su vida dio un giro de manera inesperada cuando su padre colgó un cartel de Se Vende en su casa. "Sergey [que más tarde se convertiría en su socio] me ofreció trabajo como su ayudante porque descubrió que yo también hablaba ruso", recuerda Artur. "Entonces", prosigue, " yo no sabía nada sobre este mercado y solo había tenido trabajillos normales para un chaval de esa edad como socorrista".
El desembarco de Artur en el sector inmobiliario Marbellí no pudo llegar en peor momento: se produjo en pleno 2009, con la burbuja en pleno pinchazo, con el ladrillo desmoronándose y con la empresa al borde de la quiebra. "Fue dificilísimo. La empresa había tenido 20 empleados y cuando yo llegué solo quedaba el jefe por culpa de la crisis. No me quedó más remedio que empezar de chico para todo y aquel año solo vendimos una casa", recuerda.
12 años después, el negocio va viento en popa. "En parte gracias a YouTube y en parte gracias al boca a boca", explica Artur. "En lo que va de 2021 ya llevamos 25 casas vendidas, y alguna más caerá porque a la gente le entran las prisas antes de que acabe el año", añade.
Cuando Artur habla de "casas" se refiere a viviendas de lujo y super-lujo (en algunos casos, como en la la Villa Enzo, con un par de Ferraris de regalo que pueden aparcarse en el garaje o en el spa) que cuestan "de dos millones de euros para arriba" y, "la gente con prisas", son millonarios con abultadas carteras provenientes de todo el mundo.
Un origen de los compradores de viviendas de lujo en la Costa del Sol que también ha cambiado con respecto a hace una década. "Antes el 80% eran rusos, ahora está mucho más repartido y los rusos solo representan el 20% de las ventas", asegura.
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— Sayali Sun Mar 07 05:01:43 +0000 2021
LAS CASAS "DE MEMORIA"
Lo que también ha cambiado radicalmente es la forma en la que se venden estas propiedades de superlujo. "Antes todo era boca oreja y visitas guiadas. Ahora, gracias a los vídeos que hacemos en YouTube, los clientes ya se saben de memoria la casa cuando vienen a verla", asegura.
Unos vídeos que se han convertido en la seña de identidad de Drumelia y del propio Artur. "Empezamos por experimento, vimos lo que funcionaba y decidimos ir incorporando modelos, coches de lujo y planos muy rápidos y cinematográficos", explica. "Sin embargo", prosigue, "creíamos que daría resultados a corto plazo pero hemos tardado cinco años en sacarle rédito, aunque también nos ha servido para construir marca".
Y es que, si algo caracteriza a los videos de Drumelia -que en muchos de ellos aparece el propio Artur- es su estilo ágil y ostentoso en los que pueden verse desde persecuciones en Ferraris hasta piscinas de ensueño situadas en el interior de una vivienda, que podrían aparecer como escenario en cualquier película de Hollywood. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en el cine, en lugar de ser un atrezzo, las casas son las protagonistas.
Unos vídeos que hacen a fondo perdido con la esperanza de conseguir vender la casa. "Los gastos salen de nosotros. Solo cobramos si conseguimos vender", precisa.
En este sentido, su mayor hito es la venta de Villa Cullinan -considerada una de las mejores mansiones de toda Europa- con un precio de 32 millones de euros. Una casa de 3.000 metros cuadrados con 10 habitaciones y 14 baños, piscina y privilegiadas vistas al Mediterráneo en la exclusiva zona de la Zagaleta.
Las cifras que comparte Artur son un botón que muestra la pujanza del mercado inmobiliario en Marbella y la Costa del Sol, que atrae a miles de extranjeros de alto poder adquisitivo.
Según los datos del Ministerio de Fomento, los efectos de la pandemia en el mercado de la zona ya se encuentran prácticamente superados y las 1.917 transacciones en la primera mitad de 2021 superan a las 1.836 registradas en el año 2019. Un mercado de lujo en el que el Covid parece no haber hecho mella.
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