Julia Navarro: «No hay aventura más completa que leer»
Quería ser bailarina, luego física, pero la palabra ganó el pulso profesional. Primero como periodista y, desde hace ya ocho novelas, como escritora. Su último título, 'De ninguna parte', surge de temas, como el terrorismo o el desencuentro entre Oriente y Occidente, que están en las páginas de los periódicos. «Escribo para entender la condición humana», afirma Navarro, que se sirve de la historia de Abir Nasr y Jacob Baudin para indagar en los porqués. Un tercer eje de la novela pasa por el periodismo televisivo. «El buen periodismo es el que cuenta los hechos y da herramientas para entender la realidad. La banalización de la información me hiere la sensibilidad. Tampoco entiendo la dinámica de entretener todo el tiempo como si el ciudadano fuera infantil. El trabajo del periodista es algo muy serio porque es el intermediario entre lo que sucede y la sociedad, no está para entretener. Me preocupa esta devaluación de la información», apunta Navarro, autora de 'Dime quien soy'. Y la buena literatura, ¿qué es? «¿Cuál es el filtro con el que se mide? Todos tenemos identificar la calidad de un libro cuando lo tenemos entre las manos. En España existe el prejuicio sobre los libros que tienen la suerte de vender. Hay cierto elitismo y desprecio a lo comercial: si le gusta a mucha gente no puede ser bueno. A mí esto me parece una actitud soberbia y contraria a la literatura, que ha de tener un mirada amplia», afirmó Navarro, que inauguró el primer encuentro con autores del Otoño Literario.
Cada vez que Julia Navarro publica un título nuevo tiene la sensación de empezar de cero, de jugársela. «No me importa escribir novelas de 1.200 páginas», dice. Con 'De ningún parte', se queda en 416 páginas. «No voy a autocensurarme. Sé que a los editores les gusta los libros de 300 páginas porque su negocio es vender libros, pero yo cuento historias y no miro la cuenta-resultado de las editoriales. No voy a autocensurarme», apunta Navarro, que también es articulista de 'MujerHoy'.
Las novelas de Julia Navarro permiten viajar. En 'De ninguna parte' no es la excepción, dado que la trama discurre por París, Bruselas, Líbano y Tel Aviv, entre otros territorios. «Mis dos grandes pasiones son la lectura y viajar. Son las puertas a otras vidas, al conocimiento. Soy enormemente curiosa y mi afán de conocimiento sólo se sacia con los libros y los viajes», explica la madrina de la Fira del Llibre, un título que le «emociona y enorgullece».
Navarro no reniega de su etapa de periodista. Al contrario. «El periodismo me ha dado muchas alegrías. Los periodistas podemos vivir muchas vidas y conocemos gente que, de no ser por este oficio, no estaría a nuestro alcance», afirma. En este punto recuerda sus viajes a Oriente Medio y la invasión de Israel a Líbano en 1982.
La literatura ha concedido a Navarro más capacidad de reflexión y sosiego para acercarse a la realidad que el periodismo, que impone tiempos rápidos. De las novelas aborrece la corrección de los textos, pero sólo la escritora de las mismas le permiten «abrir la imaginación para que habiten en mí otras personas, otras maneras de vivir, y otras formas de pensar».
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— Jane McLaughlin Mon Aug 22 05:59:53 +0000 2016
La autora de 'La hermandad de la Sábana Santa' afirma que sin los lectores la escritora Julia Navarro no existiría. «Tengo la suerte de vivir de la literatura por ellos. Gracias a los lectores tengo la independencia de vivir de mis libros y crear los libros que yo quiero, porque me acompañan en todas mis aventuras. Cuando escribo no pienso en ellos, si lo hiciera estaría haciéndome trampas a mí e incluso a ellos. Pienso en ellos cuando escribo la palabra fin, es entonces cuando los lectores han de juzgar mi trabajo», argumenta.
Navarro, que asegura que no se relee («leeré mis novelas cuando sea una ancianita», bromea) se ganó con su primera novela el aval del público. «'La hermandad de la Sábana Santa' fue un regalo. Los lectores lo convirtieron en un éxito de ventas, incluso fuera del país». La autora de 'Dispara, yo ya estoy muerto' no sabe no sabe por qué es tan leída. «No soy capaz de dar una respuesta a por qué mis libros se venden. Yo escribo y lo hago con la sinceridad de contar la historia que quiero narrar. O escribes lo que tú quieres escribir o si tratas de complacer a los lectores los estás tratando de engañar», explica.
Los lectores de Julia Navarro se cuentan por miles en un país con índices de lectura con amplia margen de mejora. «La lectura es una asignatura pendiente. Me preocupa que para los niños leer sea un castigo cuando es un placer. Tenemos que hacer que los escolares que, igual que se acercan a las nuevas tecnología, no pierdan el hábito de la lectura». Navarro reivindica la importancia de las Humanidades para formar a «ciudadanos críticos y pensar por nosotros mismos». Así, apunta que la Filosofía debería ser obligatoria porque nos invita a hacernos preguntas y la historia de las religiones resulta fundamental para entender la cultura occidental con independencia de si eres o no creyente. A su juicio, «la cultura está siendo maltrata en los planes de estudio en nuestro país». «Tendría que haber un gran pacto educativo para que la educación no se cambie en cada legislatura», apostilla la autora, quien confiesa que cada semana compra tres o cuatro libros. «Soy más de libros que de bolsos», bromea.
«Los gobernantes tienen la mirada muy corta, pero es un mal común respecto a la cultura y educación», asegura la autora de 'Tú no matarás'. Respecto al bono cultural, Navarro señala que «habría que dar una herramienta para que los jóvenes en sus años de estudios o juventud puedan tener acceso a la cultura a través de un carnet cultural. Los 400 euros están bien, pero se acaban. Hay que dar continuidad al apoyo a los jóvenes» para que vayan al teatro, al cine, a conciertos, etcétera.
«La cultura nunca está en la agenda de los políticos, no lo ha estado en la de ningún presidente del Gobierno, ni tampoco en la de los partidos políticos. La cultura ha sido como el patito feo. No tenemos un proyecto de política cultural en un país tan rico como España. La cultura no es un arma arrojadiza, es un nexo de conocimiento y tiene que estar al alcance de todos. Tampoco las lenguas deben ser un arma arrojadiza porque forman parte de nuestra cultura y patrimonio», explica la novelista. «Si hubiera un proyecto cultural de país estaríamos todos más orgullosos», añade.
El confinamiento ha sido una especie de aliado de la literatura. Algunas personas han vuelto a leer, pero ¿continuarán leyendo? «Es un reto que una parte continúe con el hábito de la lectura. ¿Cómo? Ni idea. Es verdad que hay mucho estímulo para hacer diferentes cosas y nos faltan horas al día para poder llegar a todo, pero hoy en día abrir las páginas de un libro sigue siendo la mayor de las aventuras. inicias un viaje que no sabes donde te va a llevar, vas a conocer otras personas, otros lugares... No hay aventura más completa que leer. Se sigue aprendiendo a través de las lecturas. Yo confío que una parte se quede», afirma. Defiende el buen momento de la literatura en español y confiesa el libro que está devorando en estos momentos: 'Los besos', de Manuel Vilas.