Una modelo posa con un bolso creado por Isabel López Zarraga.
Tiendas en Bizkaia La artesana de Gernika que triunfa con sus (mini) bolsos para llevar el gel o el móvil
Su primer bolso lo hizo cuando tenía nueve años, pero aún lo conserva. Era un diseño en miniatura, en tejido vaquero, perfecto para colgar del hombro de la única clienta que tenía por aquel entonces: su muñeca Nancy. «Solo le compré un vestido, el resto se los hacía yo, con sus gomas, sus cierrecitos...», recuerda Isabel López Zarraga. Hija y nieta de dos mujeres amantes de la costura, su infancia transcurrió al compás del traqueteo de sus máquinas de coser. «Desde niña he visto hilos y retales en casa, quizá por eso me apasiona este mundo», reconoce esta emprendedora gernikarra.
Su segundo bolso lo hizo mucho tiempo después, hace tan solo siete años. Era un diseño en polipiel, que confeccionó reutilizando la tela de otro antiguo y al que añadió el detalle que caracteriza a sus piezas únicas: el cierre de boquilla metálica que tanto nos recuerda a nuestras abuelas. «Tenía un bolso que me gustaba muchísimo, pero se me estropeó y quise darle una nueva vida», recuerda. Lo que no imaginó esta creadora es que aquel diseño, que ideó para ella misma, fascinaría a sus amigas. «La gente cercana me pedía que le hiciera bolsos para regalarlos, me empujaron a tomármelo más en serio, a aprender por mi cuenta y a entusiasmarme poco a poco», cuenta.
Con ilusión y muchas ganas, nació su firma de complementos, Lucky Dog, que llamó así en honor a su perro, un ratonero chiquitín en color blanco y negro al que se siente muy unida. «Surgió el nombre como una broma con mis hijos, no sé si es muy comercial, pero quienes llevan mis bolsos me dicen que no lo cambie». Durante el confinamiento, esta emprendedora tuvo un parón, porque para crear necesita tener «la mente despejada», pero en sus idas y venidas al supermercado dio con la fórmula para tener el gel hidroalcohólico siempre a mano: el bolso-collar. «Solía llevarlo en un bolso más grande y tenía que rebuscar mucho hasta dar con él. Pensé que tenía que crear algo para que fuese más cómodo», cuenta.
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— Ementes Technologies Mon Apr 27 05:06:47 +0000 2020
Un bolso-collar para tener siempre a mano el gel hidroalcohólico.
De su propia necesidad, Isabel consiguió concebir una pequeña joya, «como si fuese una carterita», para llevar colgada del cuello. Una tendencia a la que ya se sumaron antes grandes firmas como Jacquemus, Fendi o Chanel, que también apostaron por lanzar modelos diminutos. «Ahora estoy haciendo versiones un poco más grandes, para poder llevar el móvil y las llaves, porque hoy en día, que salimos más de paseo, muchas mujeres no quieren usar bolso y les molesta tener medio teléfono fuera en el bolsillo del pantalón», asegura Isabel.
Un bolso-collar diseñado y confeccionado por esta artesana gernikarra.
Bolsos únicos con fecha de nacimiento
Su mimo por el detalle y muchas horas de trabajo hacen que todos sus bolsos sean únicos. Los confecciona artesanalmente uno a uno en su taller, donde es imposible encontrar dos modelos iguales. Usa telas como la lana con estampado tartán o el terciopelo, pero la mayoría son de piel. «Me gusta mucho jugar con la piel, me puedo tirar horas modelándola con mis manos», asegura esta creadora, que también realiza pendientes y broches de cuero. Comprometida con el medio ambiente, utiliza retales de empresas peleteras que no han sido usados y están en perfecto estado.
Esta emprendedora utiliza retales en perfecto estado que provienen de la industria peletera.
Sus estudios en Bellas Artes le han servido de guía para trabajar «la composición, los volúmenes y el color», pero su aprendizaje ha sido autodidacta. «He aprendido a base de leer mucho, de informarme, de prueba-error, he ido conociendo la piel». Sus creaciones se pueden compran mediante cita previa en su taller, situado en Ibarra Kalea 13 de Gernika; a través de mensaje directo en su cuenta de Instagram o en la tienda Galería 8360, en la calle bilbaína Fernández del Campo 23. Sus pequeños bolsos para llevar colgando del cuello cuestan 85 euros y el resto de modelos oscilan entre los 250 y los 350.
Sus bolsos se pueden comprar en la tienda bilbaína Galería 8360.
Diseños únicos para quienes adoran los bolsos de boquilla que usaban nuestras amamas, pero además creen en el trabajo artesanal y manual. «Los aprecian quienes valoran la artesanía, más allá del nombre y las tendencias, porque yo no sigo modas, hago lo que me gusta y me nace». Isabel pone tanta pasión y alma en cada creación, que todos los bolsos que ha realizado, desde aquel que se hizo para ella en 2014, tienen fecha de nacimiento. «Cuando los he terminado, los fotografío y apunto la fecha en mis archivos. Los he ido gestando con mis manos de principio a fin, con muchísimas horas, así que se acaban convirtiendo en algo íntimo, es como si se crease una conexión con la persona que los lleva», asegura. Por eso, Isabel ha empezado a grabar en la propia piel de los bolsos la fecha de nacimiento de cada uno. Porque siente que con cada pieza que vende, también entrega una parte de ella misma, de su propia esencia, de aquella pasión que heredó de su madre y de su abuela. Porque cada día en el taller de esta creadora, que trabajó antes como profesora o administrativa, nace algo nuevo.