Por qué el dolor de hombros es tan común (y cómo se puede evitar)
Vas a coger algo del último estante y ahí está. Tratas de descorchar una botella de vino, ponerte una camiseta o secarte el pelo y aparece. Te echas una siesta en el sillón y, al despertar, vuelve a hacer acto de presencia. No has ido al gimnasio últimamente, sabes que no son agujetas, y el malestar no desaparece. El dolor de hombros es una de las dolencias físicas más comunes de la actualidad y debido a su difícil inmovilización (los utilizamos en los movimientos más cotidianos e inevitables), resulta especialmente molesto (limita mucho lo que puedes o debes hacer) para la persona que lo padece.
Para que nos entendamos, los hombros son la región anatómica donde se unen los brazos con el tronco. Es, en definitiva, el complejo articular más móvil del cuerpo humano, el de mayor amplitud y variedad de movimientos y, por ende, también el más vulnerable. La movilidad tiene su precio. Por lo general los tres huesos que lo componen (omóplato, clavícula y húmero) no se suelen ver afectados, sino que el dolor tiende a originarse en las partes blandas, es decir, los músculos, tendones, cápsulas articulares, bolsas sinoviales, etc.
No hace falta haber realizado un esfuerzo excesivo o repetitivo para sufrir dolor de hombros. Basta con acostumbrarse a mantener una mala posición
Si sientes molestias, probablemente se deban a una combinación de razones, tal y como asegura el fisioterapeuta Mike Riccardi en una entrevista en 'Men's Health'. El experto lo achaca a la complejidad de la articulación. El resultado, por tanto, es una enorme variedad de causas que podrían explicar el dolor: desde fracturas y lesiones comunes hasta inflamación de la articulación, contracturas musculares, tendinitis, bursitis, artrosis, rotura del manguito de los rotadores o síndrome de pinzamiento. Esta última, que aparece al adoptar determinadas posiciones (sobre todo al elevar lateralmente el brazo o al soportar una carga pesada), suele ser la causa más habitual. Sin embargo, el terapeuta advierte de que en estos últimos años están aumentando los casos relacionados con la mala postura.
No hace falta, por tanto, haber realizado un esfuerzo excesivo o muy repetitivo para sufrir dolor de hombros. Basta con acostumbrarse a mantener una mala posición, ya sea durmiendo, viendo la tele o frente al ordenador en la oficina. En este sentido, una postura muy extendida es avanzar la cabeza por delante de los hombros, es decir, estar encorvado, lo que provoca una colocación inadecuada de la articulación. En este caso, hasta los esfuerzos y movimientos más leves pueden irritar y sobrecargar el hombro.
Deja descansar el hombro unos días. No es recomendable inmovilizarlo por completo con un cabestrillo en caso de lesiones menores
El diagnóstico del terapeuta pone de manifiesto que, una vez más, el estilo de vida sendentario y las tareas que lo acompañan suponen un problema, ya que pueden derivar con rapidez en agarrotamientos y contracturas musculares. Por ello, es conveniente que realices descansos breves con regularidad para destensar la zona de los hombros y el cuello por medio de ejercicios de relajación. Si pasas muchas horas sentado, asegúrate de corregir la postura. Tan solo realizar pequeños paseos puede prevenir el agarrotamiento y distender los músculos. Pero, antes que nada, por lo que más quieras, hazte con un taburete para alcanzar sin esfuerzos sobrehumanos ese bote del último estante y, en caso de dolor, sigue estos consejos:
- Pon los pies apuntando hacia delante.
- Alinea caderas, rodillas y tobillos.
- Gira los hombros hacia delante y repite el movimiento unas diez veces.
- Relaja el cuello y las manos.
- Vuelve a girar los hombros, pero esta vez en sentido contrario. Realiza diez repeticiones.