Los selfies ya no tienen secretos para ella/JOSELE
Teresa Guzmán, la influencer de Marbella de 91 años
ANA BARREALES
A una edad a la que la mayoría de sus amigas no saben bien qué es eso de una red social y usan el móvil exclusivamente para llamadas de voz, Teresa, con 91 años y a dos meses de cumplir los 92, es madre de 5 hijos, abuela, bisabuela, influencer y embajadora de Primark. Ella siempre ha sido moderna. Se sacó el carnet de conducir con 28 años, al volver del viaje de novios, cuando una mujer al volante era una rareza, y su marido le regaló un 600 blanco del que se había encaprichado. Ya no conduce, pero ha estado haciéndolo hasta hace bien poco. La frase que tiene en su perfil de Instagram @bisayayayeye resume su filosofía de vida: «Búscame donde esté la juventud. La edad es un número 91».
Teresa nació en Madrid, pero se vino a Marbella hace más de 30 años, detrás de su hija Begoña, que asegura que su madre siempre ha sido muy independiente y segura de sí misma: «Los pantalones en casa los llevaba ella», recalca.
Nunca ha sido una mujer al uso. Estudió perito mercantil, la antigua carrera de comercio, cuando la mayoría de las mujeres se quedaban en casa cuidando de su familia. Conoció a su marido, Luis, saliendo de un colegio de monjas de la calle Bravo Murillo de Madrid. «Se quitó la chaqueta, me la tiró al suelo y me dijo: Pisa, morena, y yo se la pisé. Me pidió el teléfono y no se lo di, pero me localizó por el uniforme y ahí empezamos», recuerda Teresa.
«Quédatelo, yo no lo puedo criar»
Él quería ser torero, pero pensando en formar una familia a ella esa vocación le daba mucho miedo y le dijo que escogiera entre ella y el toro, y él eligió. Se casaron, tuvieron dos niños y dos niñas, y años después un nieto que reconoció como si fuera su madre, cuando la novia de hijo le dijo: «Quédatelo, yo no lo puedo criar».
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En Madrid tenían una tienda de decoración y otra de trajes en la zona de Chamberí, pero cuando una de sus dos hijas se vino a trabajar a Marbella y vieron el clima, la gente y el tipo de vida decidieron jubilarse y quedarse en la Costa del Sol. «Es lo que tiene ser autónomo» (risas).
Cuando falleció su marido hace dos años el médico le sugirió que buscara alguna actividad para entretenerse y se abrió un perfil en Instagram con su hija Begoña. Como siempre le ha gustado mucho ir de compras y no le gusta vestirse como las mujeres de su edad, se hizo una foto con ropa de Primark y la subió a Internet. Alguien la vio y le plantearon una colaboración. Al abrir un Primark en Marbella le empezaron a enviar ropa que ella selecciona y combina a su gusto, pero pensando en sus seguidoras.
En sus fotos y vídeos aparece siempre maquillada y conjuntadísima. Manicura impecable, pendientes, anillos, bolsos, gafas de sol... no renuncia a ningún complemento en sus outfits. Hasta por casa anda muchas veces con tacones: «Hay que estar preparada por si acaso», dice.
«Habéis piropeado a una señora de 91 años»
Ella, presumida, cuenta que hace poco le dijeron por la calle: Qué bien andas, guapa… Y les contestó: «Habéis piropeado a una señora de 91 años… es que la gente se aburre», bromea. Pero se pone seria para asegurar que no quiere tener otra pareja. Estuvo 60 años con su marido entre novia y casada. «Era muy cariñoso. Ejemplar, como hombre y como padre, y no voy a encontrar otro»
Su filosofía de vida la tiene resumida en su perfil: «Soy juvenil, búscame donde esté la juventud». Teresa lo justifica porque eso se lo aplica también a sí misma. «¿Para qué quiero ser vieja? Me gusta salir y vestirme de blanco o de rosa. Me siento joven y me alegro mucho de rodearme de gente joven».
Sus gustos y sus salidas tampoco son los típicos de una abuela: «De vez en cuando me encanta ir a Opium (un beach club de lujo de Marbella) a tomar un champán con fresas. Soy muy alegre y muy coqueta, las penas las llevo por dentro».
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